LE PAGUÉ A UNA PREPAGO POR UN POLVO SALVAJE Y ME PUSO A BARRER



LE PAGUÉ A UNA PREPAGO PARA QUE ME DIERA UN POLVO SALVAJE Y ME PUSO A BARRER LA CALLE

   POR: EL INEPTO SEBAS ©


Yo creo que estoy en un mundo paralelo o para lelos o, algo así, porque todo me sale al revés, nada me sale bien y comienzo a creer que soy yo el que esta de malas, aunque a veces pienso que es el mundo entero el que está girando al sentido contrario.

La otra noche estaba en mi casa sin hacer nada. No tenía ningún plan para esa noche. Mis amigos habían salido a bailar y a conseguir novia y mi novia había salido a bailar y a conseguir amigos. Ella es muy amigable y le gusta conocer gente nueva cada semana. No sé pero tiene una manera de ser increíble, les llega en verdad a las personas, por ejemplo, me cuenta que conoció a un nuevo amigo un viernes o un sábado por la noche y es tanta la armonía que ella genera, que el nuevo amigo la llama el resto de la semana y le envía memes chistosos de gaticos tirando o corazones enamorados durante algún tiempo. Quisiera ser como ella y poder tener amigos nuevos cada semana, gente que me mandé cosas que me diviertan como lo que le envían a ella: fotos de gente desnuda con su cara o memes de tontos con mi cara. Incluso a ella la invitan a cine o a cenar casi siempre, en cambio, a mí, nada. Y me da tristeza porque, a pesar de que llevó casi un año con ella, no he aprendido a ser tan alegre y divertido como ella, lastima.

El caso era que yo estaba solo en mi casa porque mi mamá también se había ido con mi tía de paseo a las Bahamas, pobre mi mamá no tiene más amigas que mi tía y le pasan unas cosas terribles, que no quisiera acordarme, me da tristeza por ella. Aunque en parte ella tiene la culpa, porque teniendo aquí en nuestro país playas tan hermosas y tan limpias, con gente sana y echada pa´lante ¿Por qué se tiene que ir tan lejos a sufrir? Por eso yo me quedó aquí ¡Que viva mi tierra, carajo! Por allá tan lejos solo se va a sufrir, pero a ella le gusta y yo que puedo hacer.

En ese viaje sí que les fue mal, apenas llegaron a las Bahamas, les robaron las maletas con toda la ropa y les tocó pasarse casi todo el viaje desnudas por ahí. Me mandaron fotos y yo casi lloró por la maldad que hay en este mundo. No era justo, un par de mujeres, sanas, bonitas, bien presentadas, de buenas costumbres ¿Por qué las iban a dejar sin ropa todo el viaje? Pobrecitas, allá quemándose las nalgas porque no tenían ni un pedazo de tela para cubrirse la cola. Eso sí, hay que decir que la gente de Bahamas es muy hospitalaria, son muy buenas personas, porque en las fotos que me mandaron  se veía como dos negros muy comedidos salieron a cubrir a mi mamá y a mi tía, para que nadie las viera desnudas y con esas manos grandotas que tienen  les cubrían los senos y les pasaron una pierna por encima para que nadie viera sus partes. Si aquí existiera esa clase de solidaridad, seriamos un país mejor.


Cómo será la gente de hospitalaria y de humana, que mi mamá me contó que cada noche entraban al cuarto para ver si ellas seguían dormidas y como dormían sin ropa porque también les habían robado las pijamas, los negros se quitaban la ropa de ellos y la dejaban a un lado para que ellas no se sintieran discriminadas por estar así. Incluso, me contó mi tía, que las noches más duras —seguro por el frio— los negros se acostaban en la misma cama para darles calor, incluso hacían que todos se acostaran en la misma cama, con eso entre todos se arropaban bien ¡Es que eso si es humanidad! Menos mal todavía existe gente buena en este mundo.

¡Y que hablar de la comida! Todos los días era rollo de carne ahumado, unos trozos increíbles, y mi mamá y mi tía se veían felices comiendo eso, casi ni les cabía en la boca. Es que la atención en ese hotel es de primera. Como me gustaría ir algún día con ellas. Y las visitas guiadas eran de primer nivel también, incluso las llevaron a una feria ganadera y mi mamá me contó que cada una había montado en un par de toros musculosos y sementales. Yo le advertí que mucho cuidado, porque esos animales eran bravos, no como las vaquitas de aquí, pero ella me dijo que no me preocupara, que para eso había ido, a divertirse, y en parte tenía razón. Aunque ella es muy arriesgada ¿Qué tal una clavada de un toro de esos? No, no, no ¡Y yo sin mamita después! No, Dios la guarde.

Como seria de buena la cosa que mi tía me  dijo que se pensaban traer un par de toros, yo le pregunté ¿Y para que un par de toros si aquí no tenemos finca? Además, yo no creo que ellas sepan nada de vacas, ni siquiera creo que sepan cómo sacarle la leche, pero allá ellas, al fin y cabo es la plata de ellas, yo solo cumplo con advertirles.

Aunque en las fotos parecían siempre felices, yo estoy seguro que no les fue completamente bien, por ejemplo mi mamá no me ha contado que se cayó  no sé en dónde y que a dos negros les tocó cargarla y sería tan duro el golpe, que los dos sudaron para poder llevarla hasta el hotel. No se le veía bien la cara a mi mamita, pero a esos dos negros se les notaba que sufrían para tratar de levantarla y ¡con ese calor! Como seria el calor que aparecían sin ropa ni nada para poder concentrarse en llevar a mi mamá hasta la cima; es que mi mamá, pesa, uno la ve con el cuerpo delgado y firme, pero pesa, si lo sabrá mi papá que se murió de una hernia alzándola.  Y mientras tanto mi tía riendo para no preocuparme, probrecita. La próxima vez les voy a empacar un botiquín.

Porque habrá próxima vez y ya invitaron a mi novia, si mi novia se iba a ir con ellas esa vez, pero no pudo porque, justo en ese tiempo, un par de amigos de ella volvieron a llamarla y ella le dijo a mi mamá que no podía ir porque eran amigos muy especiales y quiera compartir con ellos momentos inolvidables. Definitivamente, ella es la mejor amiga del planeta.

Bueno, aclarado todo eso, sigo con lo mío, con lo que me tiene pensando y con las manos ampolladas, se me cayó una uña del pie izquierdo y en el derecho tengo un hongo tan grande que si lo cuido puedo venderlo en un bar de emos. El caso es que esa noche yo estaba muy solo y toda esa soledad me estaba afectando. También estaba afectado por las fotos de mi tía y mi mama y los cuentos de mi novia, y yo soy un hombre, chiquito, pero hombre y todas esas cosas ya me estaban pasando factura. Ya sé que no es correcto, pero haber si ustedes vieran una foto de dos mujeres bonitas en bola en una playa ¿Qué harían? De tanta foto y tanto mensaje subido de tono, yo ya me estaba coloreando, ya comenzaba a sentir que las gotas de sudor se me comenzaban a escurrir como a una menopáusica y ya estaba como apretándome el pantalón.

Era un pecado, una traición, una falta de respeto, pero ¿Qué más podía hacer? Finalmente, mi diablito me convenció diciendo: Vamos Sebitas, es solo una vez.

Entonces, entré en internet y encontré una página cochina a la que nunca había entrado. Con unas viejas de pura revista médica porque yo no entendía como seguían vivas con tanto relleno en las nalgas. Me dieron ganas y llamé. Me preguntaron que quería

—Un par de supositorios —dije— ¡Pues que va a ser! Una vieja, quiero una vieja y una bien buena, que me dé un polvo salvaje, que me haga sentir como una basura, que me trate sin lastima, que me ponga a sudar, que me deje seco por dentro, que se lleve lo mejor que tengo esta noche.

—¿Ah, sí? —me contestaron— Bien, muy bien ¿y ya escogió modelo?

—¿Modelo? ¿Es que me toca comprar un carro o como funciona eso?

—No, me refiero a la mujer con la que piensa estar.

—¡Ah, la mujer! Permítame un momento

Volví a entrar a la página y busqué rápido una vieja, aunque la escogí más por el afán de que no me saliera muy cara la llamada que por otra cosa.

—Ya la tengo —dije—  es Rio blanco, aunque debería ser Rio blanca ¿no?

—¿Rio blanco? —me contestó la recepcionista extrañada— Ah, ya entendí lo que pasó es que usted miró debajo de la foto, donde nació la niña, pero no, tiene que mirar encima de la foto porque ahí está el nombre.

—Ahh, como es mi primera vez, que pena. Encima de la foto dice Yastela.

—Ah, Yastela, listo, ya le enviamos a la chica para que le haga todo lo que usted dijo.

Yo pague con la tarjeta y me froté las manos. Ya nada me detenía. Mientras llegaba la modelo, me fui a bañar, me puse calzoncillos limpios, unas medias sin rotos, una camisa chévere que mi novia había traído porque se le había quedado a uno de sus amigos (para otra historia) y me puse perfume. Estaba bien bonito. Y, por fin, como a la hora, llegó Yastela

No era ni parecida a la que se veía en la foto. En la foto era alta, rubia, de ojos claros, de 90 – 60 – 90, en cambio la que estaba al frente mío había llegado con zoom porque media 150 – 180 – 120, era chiquita, tenía el pelo negro y un lunar encima de los labios que más que sensual parecía un bigote chiquito. La iba a devolver y a pedir mi garantía comercial, pero me acordé que los trámites de la tarjeta para un reembolso eran peores que para gastar plata, entonces la hice pasar mientras me craneaba alguna cosa para echarla después.

Apenas entró, me miró con dureza y dijo

—¿Dónde tiene la escoba y el recogedor?

—Pues en la cocina –le dije sorprendido.

Se fue hacia donde yo le había señalado y volvió con los elementos.

—¡Camine! —me dijo señalando la puerta

—¿A dónde? —le pregunté yo asustado

—Pues a la calle —me dijo— ¿no quiere usted un polvo bien salvaje? Pues camine a barrer que con todos esos huecos en las calles se están tapando las alcantarillas.

—No —dije riendo— No me refería a eso, lo que yo quería era…

¡Pum! En ese momento la vieja me dio un palazo con el palo de la escoba en la cabeza

—¡Mañoso degenerado! ¿Le gusta que lo traten sin lastima, no? ¡Pues tenga!

¡Pum! Otro palazo en las costillas

—No, no señora, usted se está equivocando…

¡Pum! Otro palazo, más duro que el de antes, ese ya me dolió y comencé a sentir que se me llenaban los ojos de lágrimas.

—¿Ah, con que la basura esta no quiere hacer caso? —¡Pum! otro palazo— camine ¡Vamos a barrer! Vamos a chupar del buen polvo salvaje

Agarró la escoba y la levantó, pero antes de pegarme yo dije:

—si, si, si, yo acepto. Vamos a barrer

Agarré la escoba y el recogedor y salimos a la calle. Me puso a barrer por toda la autopista amenazándome con un trapero que se había conseguido por ahí. Duré como cinco horas barriendo, barrí dos kilómetros. Me salieron ampollas en las manos y llagas en los pies, aparte de eso ya tenía los ojitos hinchados de tanto llorar y las narices tapadas de moco con basura que no me dejaban respirar

Por fin, como a las cuatro de la mañana le dije cansado

—Ya terminé de barrer

—Bien —me dijo mirando la tarea— quedó bien barrido. Ahora, deme su celular y su billetera

—¿Por qué? —le pregunté— ¿me está robando?

—Que robar ni que nada. Estoy cumpliendo con el servicio. ¿No dijo usted que necesitaba que me llevara lo mejor que tenía esta noche? Pensé en esos tenis, pero después de barrer toda esa mierda, mire como los dejó. Mejor deme el teléfono y la billetera y quédese con esa porquería.

Le pasé la billetera y el teléfono. Trate de llorar, pero ya no tenía lágrimas. Trate de gritar pero ya no me quedaban fuerzas. Ella recibió todo. Sacó un papelito del bolsillo y dijo:

—A ver, que más dice acá: polvo salvaje, sentir como basura, traten sin piedad, eso ya… que lo ponga a sudar… si, ya está sudando… lo mejor de esta noche, ya ¡Ah, falta esto! ¿Ya está seco por dentro?

—si, si señora, si señora —dije sollozando— ¡Ya estoy seco por dentro! No tengo nada, nada, ni siquiera sé si voy a poder orinar mañana. Estoy seco ¡Se lo juro!

—Bueno, pues creo que ya está todo. Ah, la garantía. Dígame ¿Soy una vieja buena?

—¡La más buena de todas! —grité asustado— no conozco a una más bondadosa que usted, usted es puro amor, pura ternura, puro compromiso, sus jefes deben estar orgullosos, personas así es que necesita el país…

—Bien, bien, ya, sin tanto rollo ¡lambón! Pues entonces, terminamos ¿Le pareció bien la noche?

—La mejor de mi vida. Esta noche será inolvidable.

—Eso me gusta —dijo dándome unas cachetaditas en las mejillas que me dejaron los cachetes colorados— bueno, pues se le acabó su tiempo, me voy.

Me botó la escoba en los pies y sin fue sin despedirse. Yo me arrodillé a darle gracias al cielo por haber acabado con todo eso, prometí no volver a hacerlo y dedicarme a contemplar a mi novia mientas me contaba las cosas chéveres con sus amigos. Y a escuchar a mi mamá y consolarla mientras me contaba todas las tragedias de sus viajes. Luego de eso, me devolví triste para mi casa.

Y aquí estoy. Me juré nunca volver a hacer eso, pero tengo un problema porque me llamaron de la empresa de aseo para otorgarme un premio por haber destapado todas las alcantarillas del sector y por haber dejado las calles más limpias que nunca. Quieren nombrarme supervisor, que vaya a los colegios a dar charlas, ganarme la vida de esa forma… no sé qué hacer… que me aconsejan ¿Vuelvo a llamar a Yastela? No lo sé.

Con dolor de pies,

El Inepto Sebas.

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